Sala de prensa

Pedro Mansilla: “Hoy, la moda son las marcas, fuera de las marcas no hay moda”

En un curso de la UIMP en Tenerife, el sociólogo y crítico de moda advierte sobre el efecto de la aparición de Zara en el mercado de la moda

 “Las marcas han robado cualquier posible contenido a la palabra moda. La moda son las marcas, fuera de las marcas no hay moda”. Así de contundente se expresó el crítico y sociólogo Pedro Mansilla durante el curso organizado por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) en Tenerife sobre Complementos de moda, dirigido por la profesora de diseño Sara de La Cuesta Taboada. Se trata de un fenómeno “rigurosamente nuevo” en la situación actual del sector.

Mansilla apuntó un comportamiento “muy curioso”: las mismas marcas que en la pasarela solo ofrecen ropa, en la calle, solo venden bolsos. “En las pasarelas  solo hay ropa. No desfilan los bolsos, cuesta mucho trabajo”. Sin embargo, “en la calle no se ven nada más que bolsos”. Las pasarelas, “el lugar donde se crean los sueños”, construyen “una imagen de marca sobre la ropa”, sin embargo, esas mismas casas que “en la pasarela solo pueden sacar vestidos, en la calle solo venden bolsos” o dicho de forma más expresiva: “nadie de las pasarelas que solo saca vestidos vende un puñetero vestido”. Esto ocurre porque “cuando la calle ruge, cuando exhibe su tarjeta de crédito, lo que realmente pide son bolsos”.

“Los de abajo”, la gente de la calle, los consumidores, no quieren un bolso cualquiera, “lo que quieren es una marca sobre un bolso”, que son tan útiles porque pueden portar el logotipo de la marca, explicó Mansilla. Esto es así porque cuando la calle mira a la pasarela busca un determinado tipo de comportamiento, lo que se suele llamar glamur.

El experto señaló que esta nueva dinámica en el sector de la moda funciona a partir de lo que llamó “contaminación afectiva”, fenómeno por el que una mujer, aunque vaya vestida de Zara, si lleva un bolso de marca, se convierte en una mujer de esa marca: “una chica mona vestida de Zara de arriba abajo, con unos zapatos de Prada y un buen bolso Prada, es una chica Prada”… o Gucci o Hermés, citó Mansilla.

El vacío Zara

“Ni Dios vende un vestido”, sentenció, “porque ya los vende Zara”. Es un fenómeno que Mansilla calificó de “vacío Zara”, que esta marca ha causado “en el anterior reparto de poder en el mundo mundial de la moda”. A la existencia de Zara atribuyó el experto la consolidación de este cambio de ciclo y del fenómeno de “la contaminación afectiva” de las marcas.

“Estamos saturados de moda, y esta se retroalimenta a sí misma” a través de un mercado organizado en dos sectores: un grupo cada vez más pequeño y cerrado, “en cápsula”, de fanáticos de las novedades, cada vez menor, y otro de consumidores que aspiran a la marca y que han entrado en ella por los perfumes y las gafas de sol y ahora, con el bolso.

La prueba de ello es que en estos momentos se vive “un verdadero frenesí del low cost, representado no solo por Zara, sino también por los outlets, que “en el fondo son una pequeña traición al sistema, porque cuando alguien compra algo en un low cost sacrifica la temporada a cambio de apalancarse en la marca”.

Por su parte, “en los puestos más altos del mercado se rechaza esto y se valora comprar la primera semana de la temporada”, pero este grupo representa algo más del 0% de la humanidad; del resto, el 30% de la población que sostiene el sistema de la moda “se debate en si el capitalismo se está equivocando al forzar tanto la maquinaria de los beneficios en un momento en el que el ciclo económico de Occidente dice que los grandes compradores, la clase media culta occidental, no están para comprar moda”. El debate incluye la duda de si los grandes grupos de moda está haciendo bien “al acercarse a los mercados emergentes, sobre todo el asiático, donde hay personas dispuestas a comprar bolsos de Ralph Lauren a 28.000 dólares”.

Se trata de ver “si el sistema se está equivocando” al abandonar “al caldo de cultivo del lujo occidental” cuando “traiciona” a la clase media francesa, italiana, inglesa, alemana, española, americana, “que asiste impávida a que el sector de la moda no sea capaz de darse por aludida a que llevamos siete años en crisis”.

Mansilla apuntó a que “es probable que estemos viviendo una burbuja en el fashion system: siempre ha habido bolsos de cocodrilo, en Hermés, en Prada, en Chanel… pero ahora el sistema intenta que le salgan las cuentas vendiendo 5.000 bolsos de cocodrilo en un mes” y eso puede ser “maravilloso” para la finanzas de las empresas, “pero no sé si es una enorme orgía a la que seguirá una tremenda resaca”.

“La última vez que Occidente fue feliz”, indicó Mansilla, fue cuando Japón compraba los productos de lujo europeos”. Fue el momento del “milagro Armani” y de otras marcas: Hermés, Loewe, Prada… Pero el interés del público ruso, hace unos años, y chino, actualmente, se alimenta de otra cultura de compra, que busca la exhibición de la marca.

“El capitalismo elegante”, concluyó Mansilla refiriéndose a las principales marcas de la moda, “podría mantener su dignidad sin perder dinero o volverse loco y caer en el frenesí de vender la marca al mejor postor”, de forma que se acabarán desgastando, como le ocurrió a la marca Pierre Cardin en su momento.

 

martes
24
abril 2012
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