El documental de los alemanes Claus Wischmann y Martin Baer compite en la sección oficial por el premio al mejor largometraje
Doscientos músicos de orquesta tocan Carmina Burana de Orff en total oscuridad. Un apagón ha afectado el distrito Ngiri Ngiri de Kinshasha, sólo unos cuantos compases antes de la última sección de la obra. Las centrales y redes eléctricas de la capital de la República Democrática del Congo son insuficientes para suministrar de electricidad a los ocho millones de habitantes de lo que es la tercera ciudad más grande de África. Una vez más, las luces se han apagado en la Salle des fêtes, un tipo de garaje abierto donde practica la orquesta. Sin embargo, para los músicos este no es motivo para dejar de ensayar. La mayoría de ellos se saben la música de memoria. Como hacen el resto de los habitantes del país, las dificultades se compensan con el talento y la capacidad de improvisación. Seguir leyendo…
